Un día se perdió, sin un motivo aparente, sin
ninguna razón, dejó de hacer las cosas que normalmente hacía, que debía hacer,
que todo el mundo esperaba que hiciera. Dejó de comportarse como le decían, de
importarle la gente, las cosas en general. No le encontró sentido a nada de lo
que había hecho hasta ahora ¿Por qué se había dedicado a hacer eso que a ella no
le agradaba en absoluto? Hasta ahora no se había parado a pensarlo, pero si lo
pensaba nada tenía sentido. Así que dejo de moverse, simplemente se dedicaba a
dejar pasar las horas sin preocuparse por nada. La gente le pedía las razones
que provocaban ese comportamiento tan absurdo a su parecer, pero ella nunca sabía que decir, se encontró en esa situación sin más. A raíz de eso se quedó sola, las personas que habían estado a su
lado decidieron apartarse, no llegó a entender muy bien el motivo pero le dolió
de una manera tan descomunal que su mundo se volvió un agujero negro del cual
no pudo salir. Las cosas que antes había visto con un color vivo se volvieron
grisáceas, se destiñeron, dejó de ver sonrisas por todos lados, dejo de sonreír, de buscar si quiera. Ella, toda
ella, se volvió algo inerte, caminaba por caminar, dormía por dormir, comía por
comer, respiraba por respirar, porque si por ella hubiera sido, habría dejado
de vivir.

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